Fui al hospital y llevé la médica a follar en casa. Una hermosa mujer de 46 años llamada Carmen. Mi nombre es Pedro, tengo 23 años y terminé torciéndome el tobillo jugando fútbol con amigos. Entonces a la vez me llevaron al hospital porque me dolía mucho. Como estábamos sin camisa y soy bastante fuerte, las mujeres en el hospital me miraban todo el tiempo. Y grité de dolor, hasta que Carmen me llevó a su oficina y empezó a examinarme.
Después de las pruebas me dijo que no me había roto nada y que era muy fuerte y que estaría bien. Estábamos en su habitación, solo ella y yo, la mujer traviesa estaba pasando su mano por mi pecho, mi abdomen tonificado y finalmente comenzó a pasar su mano por mi pene. Dijo que yo era un joven muy guapo, caliente y que si yo quería me podía cuidar, pero en su casa. Estaba muy emocionado, a pesar de que era muy mayor y de la edad de mi madre, quería follarme a esta mujer.
En ese momento no pude resistirme y puse mi mano sobre sus pechos y la besé en la boca. Disfrutó besando al joven y dijo que se iba en una hora. Y que si esperaba podíamos ir a un motel. Me emocioné mucho y dije que podíamos ir a mi casa. Mis padres no estaban allí y estaría más cómodo con esa niña traviesa. Ella aceptó la propuesta y después de examinarme la estaba esperando afuera del hospital.
Mis amigos no podían creer lo que les había dicho. Nos reímos mucho y luego se fueron, esperé mucho tiempo y ella apareció. Me llevó a su lujoso auto y adentro comenzó a chuparme la polla. Estaba demasiado excitada con esta traviesa chupándomela, luego le chupé los pechos y fue pasando mi mano por su coño. Ella nos llevó a mi casa y como mis padres estaban de viaje pudimos quedarnos allí.
Tengo novia y aquí en la ciudad solo hay 2 moteles y en todos ellos el personal de recepción ya me conoce. Fuimos a mi casa y cuando llegamos fui al baño con la niña traviesa. Necesitaba una ducha, estaba cojeando, así que ella tuvo que ayudarme y allí incluso obtuve una buena mamada. Después de eso nos fuimos a la cama y ahí ya estaba la traviesa a cuatro patas y yo le estaba penetrando el coño. No podía penetrar muy fuerte porque no estaba muy equilibrado debido a su tobillo lesionado.
Poco después me acosté y el travieso vino sentándose en mi pene. La anciana frotó sus pechos medianos en mi cara y los chupé. Y mi polla entraba con fuerza en el coño de aquella vieja traviesa, ella gemía mucho con la polla entrando cada vez más fuerte. Esta traviesa terminó disfrutando de mi pene entrando y así se acostó. Esperó un poco y luego volvió a subir, sentándose aún más fuerte y así la pasé bien en el coño del viejo doctor travieso. Ella se fue y le di mi número de teléfono para que pudiéramos hacer otra cita.
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