Mi nombre es Eduardo y soy dueño y personal de un gimnasio aquí en el centro de Tijuana. Y tengo 2 clientes muy traviesos, ya son bastante mayores, los dos tienen en promedio 65 años, pero me pagan muy bien. Y terminé quejándome en el gimnasio con estas dos mujeres traviesas que realmente querían que mi pene se metiera dentro de su coño caliente. Y terminé sin resistirme y quería tener sexo con estas zorras calientes y terminamos teniendo una orgía intensa dentro del gimnasio y terminé engañando a mi esposa con estos dos y aún así gané un buen dinero.
Estas dos señoritas tenían muchas ganas de un buen sexo, como los maridos ya son viejos ya no son capaces de dejar satisfechas en la cama a estas putas maduras. Y estaban mucho más emocionados y querían hacer cualquier cosa para tener sexo conmigo. Y al final del gimnasio cuando estaba por cerrar, se me acercaron y me hicieron una propuesta indecente que me vi obligada a aceptar. Cada una de ellas me ofreció 500 pesos a cambio de un sexo muy rico e intenso para excitarlas y con el coño adolorido.
Acepté de inmediato porque ese dinero no se puede tirar. Y cerré el gimnasio con las dos zorras maduras aquí porque íbamos a chingar en el gimnasio. Llamé a mi esposa y le dije que se había roto un electrodoméstico y que tendría que arreglarlo antes de abrir mañana temprano. Cogí unos colchones y los extendí por el suelo para hacer lo que querían estas zorras maduras. Y las perras viejas se estaban quitando la ropa y hasta me sorprendí, tenían unas tetas muy bonitas y grandes, pero eran muy viejas.
Y me desnudé y dejé que estas dos zorras me chuparan el pene sin lujos. Frotaron sus grandes tetas en mi polla haciéndome más y más excitado. Porque realmente se sintió bien dejar que estas dos zorras me chuparan la polla. Pasé mi mano sobre sus grandes tetas mientras me chupaban sin lujos. Uno de ellos incluso vino con grandes tetas y me las frotó en la cara y terminé chupando las hermosas tetas de esta vieja traviesa. Y el otro se vino ya sentándose encima de mi pene y se revolcaba de placer.
El otro que no se quedó mirando ya se sentó con el coño de mi boca y tuve que chupar ese viejo coño sin florituras. Y yo estaba sosteniendo el culo de la traviesa mientras le chupaba el coño caliente. Y estaba haciendo esta mierda en el gimnasio con las ancianas casadas, pero iba a ganar mucho dinero haciéndolo. Para hacer el sexo aún mejor, los dos estaban a cuatro patas y tuve que penetrar su coño caliente. Mientras penetraba el coño de uno metí el dedo en el culo del otro.
Las viejas se besaban e intercambiaban caricias mientras yo ponía mi polla dura dentro del coñito travieso. Volvieron a sentarse en mi polla, uno a la vez, se sentaron y me excitaron. Y al final me levanté, y dejé que me chuparan la polla hasta que me corrí en su cara de perra. Y así la jodimos en el increíble gimnasio y obtuve un buen dinero por tener sexo con estas dos zorras viejas de grandes tetas. Les gustó mucho y de vez en cuando necesito tener sexo con ellos para ganar dinero extra.
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