Os voy a contar un bonito cuento erótico con una morena caliente a cuatro patas a la que le encanta que le metan pollas por el culo. Mi nombre es Julio, tengo 33 años y trabajo como entrenador personal, voy a las casas de los clientes ricos y los ayudo a hacer ejercicio sin tener que salir de sus casas. Y terminé perdiendo el control y teniendo sexo con un cliente. Su nombre es Rosa, una mujer madura de unos 45 años que es muy caliente y le encanta engañar a su marido. Y ese día se desnudó, se puso a cuatro patas y quería una polla en el ano. No acepté, pero luego me ofreció 450 dólares y tuve que penetrar su delicioso ano.
Como siempre hago en mi rutina, fui a la casa de este cliente para hacer mi trabajo como entrenador personal. Y ya me di cuenta que había algo raro ese día, pues esta clienta decidió que entrenaría en bikini. Y como ella me estaba pagando tendría que aceptar porque a mis clientes siempre les pido ropa cómoda. No tenía por qué ser así pero como el biquini es cómodo tuve que aceptarlo. Y en medio del ejercicio ella estaba a cuatro patas ejercitando su culo y decide dejar a un lado sus braguitas y mostrarme su culo caliente.
Le dije que se detuviera porque yo estoy casado y ella también lo está. Pero ella insistió y cuando estaba a punto de irme me ofreció 450 dólares a cambio de un muy buen sexo ahí mismo en el salón. Como necesitaba dinero, ganar 450 dólares de una manera tan fácil y agradable era demasiado difícil de rechazar. Y me puso el dinero en las manos y se volvió a poner a cuatro patas y con la braguita al costado. Ahorré el dinero y ya estaba desnuda lista para dar placer a esta cliente traviesa a la que le encanta traicionar a su marido.
Empecé a lamerle el coño a la traviesa y el bonito culo prieto que tiene. La mujer madura gimió y me llamó caliente y pidió mi pene. Y con cariño fui penetrando primero el coño de la perra. La morena tenía un culo realmente grande y caliente. Soy fiel a mi esposa y por placer nunca la engañaría. Pero por dinero tuve que hacer este sacrificio ya que necesitábamos dinero para pagar algunas cuentas atrasadas. Y tuve que engañar a mi esposa porque ganaría un buen dinero penetrando el coño y el culo de mi cliente travieso que también está casado.
Tomé ese culo enorme y la morena caliente a cuatro patas gemía más y más fuerte. Y después de tomar un montón de pene en el coño, ella quería en el culo. Escupí en el ano de la traviesa y lo acaricié con mis dedos y luego fui penetrando mi polla. Y me propuse penetrar muy fuerte para que esta pequeña traviesa no quisiera más y se arrepintiera de haber traicionado a su marido. Porque no quería tener que convertirme en prostituta y tener sexo por dinero, porque soy un entrenador personal y no un cabrón. Y yo estaba penetrando con rabia el culo de la traviesa.
La morena caliente a cuatro patas me pidió que me lo tomara con calma. Y luego comencé a penetrar su culo aún más fuerte, ella trató de irse y comenzó a decirme que me dolía y ni siquiera me importaba y la penetré sin adornos. Luego terminé corriéndome y solté a la traviesa que estaba acostada quejándose de que le había penetrado demasiado el culo. Después de eso ya no quiso tener sexo conmigo porque dijo que soy muy violento cuando se trata de sexo. Y volví a ser solo el entrenador personal de la zorra a la que le gusta engañar a su marido.
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