Mi nombre es Otavio y acabé pillando a mi mujer masturbándose intensamente con un enorme consolador negro lleno de venas. Tengo un pene pequeño, mide solo 14 centímetros y he visto a mi esposa hablando con sus amigas que mi pene era muy pequeño y que no podía hacer mucho con él. Y estaba muy triste por eso, pero no podía hacer nada para mejorar esta situación. Pero como ella nunca me dijo eso, pensé que estaba repasando este problema porque no es solo sexo en la relación, también hay compañerismo y amor.
Pero un día terminé viendo una escena que me conmovió, al principio pensé que era muy mala, pero luego entendí que una mujer caliente y traviesa en la cama como mi esposa realmente necesitaba algo grande y grueso para satisfacer. Pillé a mi mujer masturbándose locamente con un consolador muy grande y grueso y terminó corriéndose intensamente con este juguetito dentro de la habitación y gimiendo como una puta en celo y terminé excitándome viendo a una mujer en vivo siendo penetrada por un consolador enorme .
Y terminé descubriendo ese día un nuevo fetiche que tenía. De ver mujeres masturbándose en vivo, y mi esposa me emocionó mucho en esta putada en solitario que hizo en el dormitorio y se corrió mucho. Estaba enojado en ese momento, pero tenía un aspecto vidrioso y cuando vi mi pene, era realmente grande y duro, y también tuve que entregarme a este nuevo fetiche. Y les contaré cómo terminó pasando todo esto y cómo me masturbé viendo a mi propia esposa masturbarse usando un pene de goma que era dos veces más grande que el mío.
Ese día fui a trabajar como de costumbre, pero terminé yéndome temprano porque mi jefe se enfermó y despido a todos temprano. Y yo siempre llego a casa muy tranquilo porque mi mujer suele dormir hasta las 10 de la mañana, y como mi jefe se enfermó muy temprano yo solo me quedaba media hora en el trabajo y volvía. Y entré a la casa muy callado porque no quería despertar a mi esposa. Y cuando me acerco a la habitación escucho un grito infernal. Miro en la cerradura de la puerta para ver si mi esposa estaba con otro hombre.
Y la veo sentada sobre un enorme pene de goma de unos 23 centímetros y todavía de color negro. Estaba sentada sobre la polla de un negro y gemía como una puta en celo. Estaba acariciando sus grandes y perfectas tetas mientras se sentaba intensamente en su nuevo juguete erótico gigante que era mucho más grande y grueso que mi polla. Y el travieso se sentaba cada vez más fuerte y gritaba mucho. Estaba a punto de abrir la puerta para pelear con ella cuando la niña traviesa se va arriba y se vuelve a sentar. Pero esta vez con el culo que se abre por completo para que quepa en esta enorme consola.
Entonces terminé excitándome y mi pene se puso muy duro y no pude evitarlo. Fue muy agradable ver a mi esposa traviesa sentada con el culo en la consola y enloqueciendo de lujuria. Y yo también tuve que masturbarme porque pillé a mi mujer masturbándose y terminé excitándome mucho. Y me estaba masturbando muy bien hasta que ella se corrió intensamente y casi se desmaya en la cama. Así que salí corriendo con una erección, abrí la puerta para ver si estaba bien y se levantó toda asustada. Y después de esa loca escena terminamos resolviendo todo y hoy en día cuando se trata de sexo siempre usamos su enorme edredón para mejorar aún más nuestros momentos íntimos en la cama.
Mi relación no era muy buena, 10 años de matrimonio no son fáciles y tuve que buscar una solución para calentar la relación. Y tengo un amigo que estaba pasando por la misma situación, y tuvimos...
LEA ESTE CUENTOEl dueño del cartel me jodió el trasero y mi esposo lo dejó. Eso es porque no puede hacer nada, era eso o morir. Usted sabe cómo funcionan las cosas aquí en México, aquí el juez y la ley son...
LEA ESTE CUENTOVen con mi cuento erótico teniendo sexo con la esposa del vecino policía que estaba de guardia y aproveché para follarme a tu hermosa mujer. Tengo un vecino policía que es muy fastidioso, me ha...
LEA ESTE CUENTOSiempre supe que había algo diferente en la forma en que mi marido miraba a su amigo. Eran miradas más largas, sonrisas más intensas. Cuando me refería a su amigo, mi marido siempre cambiaba de...
LEA ESTE CUENTOEste Conto ainda não recebeu comentários