Dejé que mi rico y travieso profesor me penetrara por el culo. Una joven rubia de sólo 19 años como yo se merece lo mejor de la vida. Pero mis padres no son ricos, así que el sueño de tener una vida de princesa lujosa no se hizo realidad. Pero mi vida empezó a mejorar cuando cumplí 19 años. Estoy estudiando en un colegio aquí en Guadalajara, tengo una beca completa porque aprobé un examen. Así que no tengo que pagar por estudiar, pero siempre tengo que sacar buenas notas. Y hay un tema que es muy difícil y estaba siendo un problema para mí.
No conseguía sacar buenas notas en los exámenes y un día mi profesor me llamó al final de la clase. Me dijo que tenía que mejorar mis notas, que tenía que estudiar más. Me invitó a su casa y me dijo que me daría unas clases particulares sin cobrarme nada. Así que el fin de semana fui a casa de mi profesor. Un piso muy grande en el centro de Guadalajara, un poco avergonzado entré y me quedé mirando hasta que me invitó a sentarme. Me puse a estudiar y después de casi una hora paramos a descansar.
Preparó un café y nos fuimos a su lujoso sofá para hablar un poco. Se sentó a mi lado y empezó a poner su mano en mis piernas. Le dije que parara pero siguió insistiendo. Hasta que dijo que esta vida lujosa que tenía podía ser también la mía. Podía darme dinero, teléfonos móviles, viajes a otros países, y sólo tenía que darle mucho amor. Aun así, le dije que no y le pedí que parara, entonces el bribón fue al dormitorio y volvió con un anal de oro y me lo dio. Me dijo que era de su mujer que se había divorciado y que ahora era suyo y quería regalármelo.
Con un anal así podría comprarme un móvil nuevo, lo probé y se ajustaba perfectamente a mi dedo. Así que no pude rechazar esta oferta, me quedé pensando en todo lo que podría tener sólo por tener sexo con este viejo bastardo. Le dije que siempre quería dinero a cambio de sexo, que los regalos por sí solos no eran suficientes. El bastardo sacó 200 dólares de su cartera y me los dio. No había manera de que me quedara quieta y me senté en su regazo y el muy cabrón empezó a besarme la boca. Todo el tiempo diciendo que cambiaría mi vida si fuera su novia.
Me quitó la blusa y siguió admirando mis pechos, diciendo que eran muy bonitos. Los chupó lentamente y me besó la boca. Me quitó los pantalones y se volvió loco de lujuria. Dijo que mi culo era muy bonito y empezó a chuparme el culo y el coño. Cuando se quitó la ropa no me emocioné, porque era gordo y viejo. Pero su polla se hizo grande y me puso realmente cachonda porque al entrar en mi coño me quemaba y me hacía daño. Su polla era gruesa y mi coño estaba muy apretado, así que me estaba desgarrando, pero me encanta así.
Primero empezó a penetrarme a cuatro patas, yo estaba con el culo en alto y él me penetraba sin florituras. Luego me pidió que me sentara sobre su polla y yo seguía y seguía. Me agarró los pechos y me pidió que me revolcara una y otra vez hasta que se corriera. No tardó ni 15 minutos, esperamos pero ya no pudo mantener el pene en alto, así que me fui. Después de ese día empecé a ir allí una vez a la semana, y siempre lo mismo, en 15 minutos venía, cogía mi dinero y volvía a casa.
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