Engañé a mi marido y dejé que su hermano pequeño me follara

Traicioné a mi marido y dejé que su hermanito me cogiera. Mi nombre es Mariana, tengo 32 años y quiero contar aquí cómo terminé teniendo sexo con mi cuñado. Se llama Jorge, es un joven de tan solo 19 años que se mudó a nuestra casa, ya que mi marido tiene una zapatería necesitaba un empleado que le ayudara. Y como mi marido estaba demasiado emocionado con la apertura de su nueva tienda, acabó prestando más atención a su tienda que a mí. Y así empezamos a tener más y más sexo.

Y cada día me acercaba más a mi cuñado, como era joven y guapo me excitaba. Y como también soy una mujer hermosa, también me prestaba más atención. También estaba el hecho de que no conocía a nadie aquí en Guadalajara, excepto a mí y a mi marido. Esto ayudó mucho a que nos acercáramos más. Así que un día mi marido tuvo que viajar para una reunión con uno de sus proveedores y me dejó aquí sola con su hermano pequeño.

En consecuencia, estaba estresado por haber pasado casi 10 días sin tener sexo. Y como ese joven estaba allí a mi lado viendo la televisión y todavía sin camiseta, no pude resistirme. Le miré fijamente y me acerqué a su lado mientras veíamos una película de terror. Aproveché y en una escena muy terrorífica me lancé a sus brazos y en ese momento comenzamos a mirarnos fijamente. No pude resistirme y acabé besando su boca, él tampoco pudo contenerse y empezó a agarrarme. Empezó a quitarme la ropa, lo que me excitó mucho.

Ya me estaba quitando la blusa y frotando mis pechos en su boca dejando al loco travieso cachondo. Empezó a besarme y a quitarme los pantalones, me senté en su regazo todavía en bragas y nos besamos sin parar. Comenzó a rasgar mis bragas y a penetrar su gran polla dentro de mi coño. Estaba demasiado caliente y empecé a excitarme aún más y a revolcarme en la polla de este bribón. Me apretó el culo con fuerza y me pidió que me sentara aún más. Después me levantó y siguió penetrando mi coño con más fuerza.

Era demasiado sabroso y quería hacer que me corriera, así que me puse a cuatro patas con el culo doblado. Metía su gran dedo dentro de mi culo y volvía a penetrar mi polla con fuerza dentro de mi coño. Fue realmente delicioso, y terminé corriéndome en el pene de este joven travieso. Al final dejé que se corriera en mi boca y en mi cara dejándome toda sucia de semen. Se fue y me quedé en la habitación toda sucia, después de este momento casi todas las semanas cuando mi marido viajó su hermano me penetró con fuerza y me hizo disfrutar sabroso.