Le di al repartidor de pizzas 50 dólares para que me follara el culo. Mi nombre es Ramón, tengo 49 años y soy gay. Hace poco me divorcié, estuve casada con un joven de tan solo 25 años, también es gay, lo conocí en la universidad donde soy profesor. Empezamos a salir y nos casamos rápido, pero me engañaba porque le gustan los jóvenes como él y no los viejos como yo. Entonces, cuando me enteré, terminé enviándolo lejos de mi casa.
La cosa es que estaba sola y al cabo de casi un mes estaba subiendo las paredes con mil cachondas. Tenía muchas ganas de tener sexo, ya que sentarme sobre pollas de goma ya no me excitaba, quería un pene de verdad metiéndome por el culo con mucha fuerza. Me gustaba cuando mi ex marido me follaba duro, me dejaba el culo dolorido después de un sexo anal realmente salvaje. Y yo estaba deseando sentir un pene muy sabroso entrando con fuerza.
Así que decidí hacer una locura, pedí una pizza y cuando llegó el repartidor trayendo la pizza me emocioné por él. Un joven moreno, alto y fuerte tal como me gusta. Me recordaba mucho a mi ex esposo y quería tener sexo con él, así que me armé de valor y le ofrecí $50 a cambio de sexo rápido. Como estaba necesitado de dinero, terminó aceptándolo y dijo que tendríamos que darnos prisa porque estaba en el trabajo.
Estaba muy feliz y ya me quité la ropa y le di el dinero al joven. Luego se sacó el pene, era grande y aún estaba suave, me lo metí en la boca y comencé a chuparlo muy sabroso dejando al cabrón también muy excitado. Así que su pene se estaba poniendo muy duro haciéndome excitarme aún más, de esa manera estaba chupando aún más sabroso haciendo que el bastardo se pusiera loco. Después de chuparle el pene, fui al dormitorio y compré un poco de lubricante.
Empecé frotando el lubricante en el enorme pene del repartidor de pizzas. Se emocionó mucho cuando le masajeé el pene y le froté el lubricante por todas partes. Luego me puse mucho lubricante en el culo y el culo, me puse a cuatro patas en el sofá esperando el pene del joven. Y tranquilamente estaba metiendo su enorme pene dentro de mi culo. Era muy grande y grueso y este pene me dolía intensamente.
Pedí calma, pero le estaba resultando muy sabroso y cada vez penetraba más fuerte, lastimándome todo el culo. Y me empezó a dar palmadas en el culo dejándome todo lastimado, entonces le dije que se sentara en su polla. Se excitó sentado en el sofá y comencé a sentarme duro en su polla dejando loco al cabrón cachondo. Se corrió en mi culo y yo me corrí intensamente satisfaciendo el loco deseo que tenía por el sexo anal. Luego se fue y dejó su número de teléfono para que pudiéramos hacer más negocios juntos.
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