Penetré el culo de la enfermera traviesa que cuida a mi padre. Me puse muy cachondo una noche, bebí mucho y llegué a casa muy cachondo. Su nombre es Mariangel, tiene 38 años y trabaja aquí en casa como enfermera de mi padre. Tuvo que ser operado de la rodilla y tuvo algunas complicaciones, por lo que necesita que alguien lo ayude en todo momento. Y como solo somos él y yo, no tengo mucho tiempo para cuidarlo porque tengo que trabajar mucho para poder pagar todos los gastos de la casa.
Así que cuento con la ayuda de esta mujer, es morena, no es muy bonita, pero tiene unos pechos muy grandes y bonitos, y su culo también es grande. Lleva un vestido blanco muy largo, pero muy ceñido también, y se destaca el tamaño de sus senos y trasero. Los fines de semana me gusta salir con mis amigos y beber, y ese día llegué a casa muy borracha y Mariangel estaba viendo la televisión. Me senté a su lado y comenzamos a hablar mientras veíamos el programa que estaban pasando.
Tiendo a ser más tímido, pero cuando estoy borracho no soy tímido, soy muy travieso. Y ese día, como ya era tarde, Mariangel no llevaba ese vestido blanco largo, sino un camisón corto que me emocionaba cada vez más. Y no pude resistirme, me acerqué aún más a ella y traté de besar su boca. Al principio se apartó, pero le dije que tenía muchas ganas de besarla y no pudo resistirse, así que acabamos besándonos intensamente en el sofá.
Mariangel está casada, pero no pudo resistirse a mis encantos y después de que nos besáramos tomé la actitud y comencé a quitarle el camisón y vi sus hermosos pechos enormes. Empecé a chuparlas y ella me pidió que me quitara la ropa también, rápidamente me quité la camisa, el pantalón y comencé a meter mi pene muy duro dentro de la boca de la traviesa enfermera haciéndola muy feliz. Como la niña traviesa se estaba quedando aquí a tiempo completo para cuidar a mi padre, ella solo iba a su casa los sábados y pagué mucho dinero por eso. Y ya llevaba días sin follar, la erección se hizo más fuerte y acabó engañando a su marido conmigo.
Su sexo oral fue muy sabroso y después de eso ella estaba a cuatro patas en el sofá, estaba sosteniendo su hermoso culo grande y comencé a penetrar su coño. Ella gemía muy sabroso y me decía que la penetrara más fuerte y cada vez se excitaba más. Luego le pedí que se sentara en mi pene, ella giró su trasero hacia mí y se sentó en mi pene y me pidió que siguiera penetrando muy fuerte.
La llamé a mi habitación y allí esta enfermera traviesa me dejó penetrarle el culo. Froté crema hidratante corporal en su culo para lubricarlo y ella me dejó penetrar su culo perfecto. Y así empezamos a tener sexo anal intenso y delicioso. Tuvimos orgasmos maravillosos y terminó durmiendo conmigo en la habitación, al día siguiente nos despertamos temprano y volvimos a tener sexo. Y ahora casi todos los días viene a mi habitación por la noche y follamos toda la noche.
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