No podía creer que estuviera a punto de acostarme con un gay español. Era algo con lo que siempre había soñado y ahora por fin estaba a punto de suceder. Estaba de visita en España y como parte de mi viaje decidí conocer algo de la cultura local. Conocí a un gay local en el bar que frecuentaba y me invitó a su piso para pasar un rato juntos. Acepté y así comenzó una de las mejores experiencias sexuales que he tenido nunca.
Llegamos a su piso y me lo enseñó. El piso era muy bonito y estaba bien decorado. Me invitó al sofá y mientras hablábamos, nos acercamos y empezamos a besarnos. Los besos eran profundos y suaves, me envolvían por completo. Tenía unos labios suaves y llenos de deseo.
Nuestros besos pronto se hicieron más intensos y así empezamos a tocarnos. Yo no sabía dónde poner las manos y cuando ponía un sitio que me parecía bien, él me guiaba a otro. Tenía mucha experiencia y sabía exactamente cómo excitarme. Nos tocábamos intensamente, como si fuéramos uno solo.
La intensidad de nuestras caricias aumentaba por momentos. Me levantó y empezamos a besarnos de nuevo, esta vez más profundamente. Me miró a los ojos y me sentí muy unida a él. Los dos sabíamos que estábamos a punto de entregarnos a algo muy intenso.
Empezó a besarme por todo el cuerpo y a acariciarme de una forma que nunca antes había sentido. Me sentí transportada a otro mundo. Su tacto era extremadamente delicado y tierno, como si estuviera en la cama con un viejo amante.
Me miró a los ojos y me preguntó si estaba preparada. Le dije que sí y fue entonces cuando empezamos a desnudarnos. Nuestros cuerpos encajaban perfectamente y empezamos a besarnos con gran pasión. Me tocaba de una forma que nunca antes había sentido, haciéndome sentir extremadamente excitada.
Nos besamos y tocamos durante horas, sintiendo cada momento como si fuera el último. Nuestros cuerpos estaban cubiertos de sudor y sentí que nuestra conexión era algo muy especial. Entonces me levantó y me puso boca abajo en la cama. Empezó a besarme por todo el cuerpo, haciéndome sentir cada sensación más intensamente.
Luego empezó a penetrarme suavemente, haciéndome sentir un placer que nunca antes había sentido. La sensación de su piel contra la mía era extremadamente excitante. Con cada movimiento sentía que todo mi cuerpo se estremecía de placer.
Siguió penetrándome con más fuerza, acercándome cada vez más al orgasmo. Con cada movimiento, sentía más y más placer. La sensación de su cuerpo dentro del mío era indescriptible.
Cuando finalmente exploté en un intenso orgasmo, me abrazó con fuerza, haciéndome sentir segura y amada. Cuando terminamos, nos tumbamos de lado y nos abrazamos durante un buen rato. Fue la mejor experiencia sexual que he tenido nunca. Nunca olvidaré aquella maravillosa noche con mi amigo gay español.
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