Tuve sexo con 2 viejas casadas que son mis vecinas, son muy traviesas y les gusta el sexo intenso. En esta historia 100% real en cada detalle definitivamente estarás muy emocionado. Porque viví ese momento que les voy a contar aquí ahora. Y fue muy sabroso y, por supuesto, muy rentable porque logré ganar 250 dólares y todavía tuve mucho placer y vine mucho. Eso es porque accedí a tener sexo con 2 vecinos viejos y traviesos que viven cerca de casa.
Mi nombre es Rodrigo, tengo 26 años y trabajo como entrenador personal. Debido a la pandemia la mayor parte del tiempo atiendo en casa, voy a las casas de mis clientes y llevo todo el material para que podamos hacer los ejercicios que necesitan para tener un cuerpo sano y bonito. Tengo muchos clientes y 2 de ellos son especiales. La primera se llama Carmen y la segunda Elza, son dos morenas, la primera tiene 55 años y la segunda 49. Son amigas y vecinas también.
Les enseño que a medida que envejecen necesitan hacer ejercicio. Sus esposos todavía trabajan y a ellas tampoco les gusta hacer ejercicio, entonces siempre me reúno con ellas aquí en mi casa. Como somos vecinos y viven a solo 3 minutos de mi casa, los dos vienen aquí y hacemos ejercicios juntos. El enfoque con ambos no es solo hacerlos más delgados, sino también ayudar a fortalecer los músculos y los huesos con mis ejercicios.
Pero un día quisieron otro tipo de ejercicio, que yo no solía hacer. Pero me dieron 250 dólares por él y tuve que aceptarlo. No soy rico y tengo que trabajar mucho para ganar ese dinero. Y como son muy amables y siguen siendo mis mejores alumnos, no pude rechazar esta invitación. Querían follarme y en ese momento lo pensé un poco y ya venían entregando el dinero y diciendo que después habría mucho más.
No podía negarme, necesitaba a estos estudiantes y tenía miedo de negarme y ya no querrían tomar clases conmigo. Entonces comencé a quitarme la ropa sexualmente y las zorras se emocionaron mucho. Ellos también se estaban desnudando y los dos vinieron a chuparme el pene. Estaba muy emocionada porque chupaban muy rico. Luego se tumbaron en el suelo y yo les estaba chupando el coño y metiendo el dedo sin parar.
Después de los juegos previos calientes, comenzó el verdadero sexo y estos dos vinieron sentados en mi pene. Mientras uno se sentaba en mi polla el otro se sentaba en mi boca y yo la chupaba intensamente. Las penetré a cuatro patas, golpeé sus rostros y tiré de sus cabellos como me pedían. Tuvimos sexo en el piso, en el sofá de la sala y luego los llevé a mi cama, allí penetré aún más fuerte el coño de los dos traviesos. Y así todos disfrutamos intensamente y ahora nuestras clases son mucho más interesantes y provechosas para mí.
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