Mi nombre es Otavio y les voy a contar como terminé perdiendo la virginidad con una señora de la limpieza de 40 años muy deliciosa. Su nombre era Aline, no era ni un poco bonita de cara, pero su cuerpo era muy bonito, una morena con un culo muy grande y unos pechos muy pequeños. No muy flaca y muy traviesa, yo era virgen en ese momento y terminé teniendo sexo con la traviesa de la limpieza por 100 dólares, claro que no fue gratis, esta perra cobró muy caro por quitarme la virginidad. Pero valió la pena poder follar este culo travieso.
Estaba casada, pero como era pobre y traviesa, hacía todo por dinero. Y como sabía eso, decidí aprovechar esta situación y ver si podía tener un buen sexo con este travieso de 40 años. Mis padres estuvieron fuera en el trabajo toda la tarde y yo estuve con esta sirvienta caliente y traviesa toda la tarde. Nos acercamos y me tomé la libertad de ofrecerle 100 dólares a cambio de un sexo muy caliente e intenso con la zorra. Ella estaba muy necesitada de dinero y terminó aceptándolo y fuimos a mi habitación donde me iba a hacer un hombre.
Y cuando llegué, esta putita me pidió primero los 100 dólares. Hice el pago y ella me pidió que me quitara la ropa y me acostara. Hice lo que me pidió porque quería mucho sexo con la señora de la limpieza y ella se subió a la cama y se quitó el uniforme de sirvienta y me lo arrojó a la cara. Luego se puso de pie con su cuerpecito caliente todo desnudo y mi pene se puso muy duro en ese momento. Luego se sentó con su culo gigante en mi cara y tuve que chupar el coño grande y caliente de la sucia señora de la limpieza.
La safadinha estaba rodando con su culo en mi cara y yo estaba chupando ese coño caliente sin adornos. Sostendría su gran culo y chuparía ese coño perfecto. La señora de la limpieza sostuvo mi pene y lo acarició mientras gemía muy bien. Luego me hice una mamada y acabamos haciendo el famoso 69 justo al principio del sexo y eso me excitaba cada vez más. La traviesa me estaba dando mucho placer en esta intensa putada hecha en mi habitación.
Después de chupar mucho el coñito de la puta, continuamos el sexo con la señora de la limpieza intercambiando besos intensos. Donde ella muy lentamente se sentó en mi regazo y comenzamos a besarnos. Y ella penetró mi pene en su coño caliente y yo estaba penetrando su coño con deseo. Sostuve su enorme culo con ambas manos y ella se balanceaba encima de mi pene como una puta en celo. Gemí mucho con ese culo gigante moviendo mi polla. También me pidió que la penetrara a cuatro patas, la traviesa giró su culo gigante en mi cara y yo estaba penetrando ese delicioso coño y casi me corro.
Tuve que contenerme para no tener sexo demasiado rápido con la señora de la limpieza. Sobre todo porque era la primera, pero era muy difícil porque era la primera mujer desnuda que veía de cerca y podía meterle la polla. Y cuanto más me embistía en la polla, más me excitaba. Y en un momento ella comenzó a gemir aún más fuerte y me llamó bastardo. Y no pude aguantar más y me corrí mucho en el coño de la perra. Y fue la primera vez que disfruté teniendo sexo real y realmente lo disfruté.
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