Mi esposo me pidió que lo follara caliente y tuve que hacerlo. Te explico por qué terminé usando un enorme pene de goma para follarme a mi marido. Esta es una historia gay real donde yo tenía que ser el hombre en la relación y mi esposo la mujer. Le dimos la vuelta a los papás y confieso que también quedó delicioso. Yo creo que para mi marido era mucho mejor porque siempre quería ser penetrado por alguien. Y como no me entretuve en el trabajo, terminé dejándolo muy emocionado y con mucho dolor en el culo. Pero a él le gustaba sentir ese dolor y te explico en detalle cómo sucedió todo esto entre nosotros.
Mi nombre es Luiza, tengo 32 años y estoy casada con mi amado esposo Pedro. Vivimos en una casa aquí en Puebla, una ciudad en el interior de México, aquí todos se conocen. Después de 5 años de estar casados, nuestra relación sexual se estaba poniendo un poco mal. Mi esposo estaba perdiendo interés y terminé perdiéndolo también. Estaba claro que necesitábamos hacer algo para cambiar eso. Y creo que el destino ha ayudado a que eso suceda. Un día llegué a casa temprano del trabajo y encontré a mi esposo desnudo sentado sobre un enorme pene de goma. Gimió acaloradamente y se sentó en su juguete sexual.
Lo atrapé en el acto y cuando me vio se llevó un gran susto. Llegué disculpándome y diciendo que me estaba equivocando en todo. Fue ese ambiente muy extraño por el resto del día, pensé que mi esposo era gay. Pero luego vino a explicarme que nunca había tenido sexo con otros hombres, que le encantaba tener sexo conmigo y que estaba muy cachondo por mí. Pero que le gustaba mucho tener cosas dentro del culo, pero que siempre lo hacía a escondidas. Porque pensé que nunca lo aceptaría y pensaría que era gay. Después de ese día decidí perdonarlo y días después estábamos en la sala viendo la televisión. Era un día de domingo y el clima entre nosotros se calentó.
Mi esposo estaba besando mi boca y pasando su mano por mi coño. Yo ya aferrándome a su pene y besando su boca. Hasta que nos estábamos quitando la ropa y mi esposo comenzó a penetrar mi coño poniéndome locamente cachonda. Estaba penetrando con fuerza, abofeteándome en la cara como a mí me gustaba. Ese día realmente era un animal en la cama y sé que fue porque lo vi con ese pene de goma en el culo. Así que quería mostrarme que era un hombre y que me deseaba. Me estaba penetrando con fuerza, abofeteándome en la cara como a mí me gusta. Y no hubo manera, en poco tiempo terminé de pasarlo bien porque me gusta que me penetre muy fuerte.
Como me hizo correrme tan sabroso, decidí que lo ayudaría. Entré en el dormitorio y regresé con el gran pene de goma. Se asustó y le dije que se calmara. Después de la forma en que me hizo correrme, también quería excitarlo mucho. También había traído algo de lubricante, le pedí que se quedara a cuatro patas y aún un poco desconfiado se quedó. Así que le froté el culo con lubricante y comencé a meterle los dedos en el culo. Gimió intensamente, acarició su pene y comenzó a llamarme cabrón. Entonces le puse el palito de goma en el culo a mi marido y en ese momento soltó un grito de dolor y placer.
Me estaba poniendo más y más profundo dejando al bastardo loco y cachondo. Y así terminó teniendo el mejor orgasmo de su vida y estrellándose contra el sofá. Todo sucio de leche fresca se levantó y me agradeció por brindarle esta sensacional experiencia. Después de ese día, nuestro sexo fue mucho mejor, porque me penetró con la fuerza que me gusta y poco después hice lo mismo con él. Y así disfrutamos intensamente durante varios momentos de nuestro sexo caliente. Y así termina mi historia sobre el día que estaba jugando con el culo de mi marido gay travieso.
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