Dormía y me despertaba con mi hermana mayor chupándome y me gustaba demasiado. Me llamo Rodrigo, tengo 19 años y vivo con mis padres y mi hermana. Es mayor que yo, se llama Mariana, tiene 30 años y aún vive con nosotros. Como la casa de nuestros padres es muy grande nos gusta quedarnos aquí. Mi hermana es un poco gordita, pero tiene unos pechos muy bonitos y un buen culo también. También tiene una adicción, le encanta tener sexo, tanto que hace poco su marido terminó su matrimonio porque era conocido como cornudo en todo el pueblo. Y un día acabé descubriendo lo traviesa que es mi hermana mayor.
Soy un moreno alto, fuerte y también guapo, que sale con una hermosa joven de mi edad. Nunca tuve deseo en mi hermana, nunca, pero ya noté miradas extrañas de ella. Principalmente en la zona de mi pene, lo mira demasiado y me da mucha vergüenza. Después de todo es mi hermana la que me mira el pene, eso me da mucha vergüenza. Y un día terminó dejándome muy sorprendido con lo que hizo. Era sábado por la mañana, nuestros padres habían viajado para visitar a unos amigos, así que estábamos solos en casa mi hermana y yo.
Estaba durmiendo y de repente me desperté con mi hermana completamente desnuda mirándome mientras chupaba mi pene aún blando. Le pedí que se detuviera pero siguió mostrándome sus grandes tetas y siguió chupándome la polla. Y mi pene se estaba poniendo duro porque su boca chupando mi pene era demasiado sabrosa. Para colmo me seguía enseñando los pechos, no paraba de acariciarlos y decir lo calientes que estaban. Para excitarme aún más, ella frotaba esos pechos perfectos contra mi pene. No podía pedirle que se detuviera y dejar que la safadinha continuara.
Fue una mamada muy sabrosa, mucho mejor que la que me hace mi novia. Seguía chupando cada vez más fuerte y llamándome traviesa. Me dijo que siempre había querido hacerlo y que iba a hacer que me corriera muy a gusto. Me agarraba la polla, que ya estaba muy dura, y la chupaba sin parar. Le pedí que siguiera frotando mis pechos y lo hizo riéndose diciendo que yo también era muy traviesa. Acabé corriéndome en esas tetas y ensuciándolas con leche fresca dejándola muy contenta.
La traviesa entonces se limpió y me dio la espalda, y sacó su enorme culo y dijo que era mi turno de ponerla cachonda usando mi boca. Entonces empecé a chupar su gran culo, metí mi lengua en su ano y lo lamí, y al mismo tiempo metía mi dedo en su gran coño carnoso. Ella gemía y me pedía que le chupara el coño y yo chupaba sin parar dejándola locamente cachonda. Entonces me pidió que me tumbara y vino sentada con su gran culo sobre mi cara y se acercó a mi polla para chupármela.
En ese momento estábamos haciendo el famoso 69 en el que intercambiamos mamadas al mismo tiempo. De esta manera yo le chupaba el coño y ella me chupaba la polla y yo estaba a punto de correrme otra vez. En cuestión de 10 minutos me corrí en su boca y la traviesa se revolcaba en mi boca y poco después acabó teniendo un maravilloso orgasmo. Esperamos un poco y me dijo que se iba a sentar en mi polla, cuando llegó a sentarse, se abrió la puerta de la habitación. Nuestros padres llegaron temprano, ella tomó su ropa y corrió a su habitación. Pero días después terminamos teniendo sexo y fue un incesto muy caliente.
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