Quiero contaros detalle a detalle cómo acabé haciendo un salvaje anal con mi propia hermana. Se llama Fernanda, tiene sólo 18 años, es mi hermana menor y tengo que confesar que es una joven hermosa y muy caliente. Como practica deporte todos los días se puso muy caliente, y ahora es dueña de un enorme culo perfecto. Y yo miraba demasiado ese culo y acabé teniendo deseo en mi propia hermana. Hasta que un día no pude resistirme y acabé masturbándome pensando en ella desnuda.
Esto se convirtió en una obsesión y empecé a verla ducharse mirando a través de la cerradura de la puerta. Y un día ocurrió algo que tuve que utilizar en mi beneficio. En la oficina de nuestros padres hay una caja fuerte con mucho dinero. Un día fui a la oficina a pedir un bolígrafo y pillé a mi hermana robando de la caja fuerte de nuestros padres. Se desesperó y me rogó que no se lo dijera a nuestros padres. Dijo que sólo había cogido un poco de dinero y que lo devolvería más tarde.
Decidí utilizar esta situación en mi beneficio y la chantajeé. Dije que no lo contaría nuestros padres que era una ladrona, pero necesitaba hacer un trabajo para mí. Me preguntó qué era y ya me saqué el pene y le dije que quería sexo anal con la traviesa. Se quedó perpleja tratando de entender lo que acababa de decir. Pero insistí y dije que se lo contaría todo a nuestros padres. Desesperada aceptó hacer el incesto con su propio hermano, fuimos a mi habitación y allí fui uno de los hombres más felices del mundo. Y explicaré lo sabrosos que fueron nuestros momentos juntos en un intenso anal entre hermanos.
Y el salvaje anal comenzó con mi hermosa y traviesa hermana quitándose la ropa. Toda avergonzada se quitaba la blusa y el sujetador sin querer. Me dijo que me odiaba y le pedí que quitara la mano de sus pechos, lo hizo y pude ver esos hermosos pechos y cuando fui a chuparlos me abofeteó en la cara. Y cogí mi teléfono móvil y empecé a llamar a nuestros padres. Entonces me quitó el teléfono de las manos, lo tiró en la cama y me restregó los pechos en la cara diciendo que me odiaba. Estaba muy satisfecho y excitado y me saqué el pene y ella pudo ver lo grande y grueso que era.
Y le ordené que se quitara los calzoncillos y bien opuesto se estaba quitando todo, los calzoncillos y las bragas de tanga. Su cara estaba toda roja de tanta vergüenza que sentía al hacer eso. Al fin y al cabo somos hermanos, pero ella dijo que después de esto no volveríamos a serlo y que nunca me miraría a la cara ni me hablaría. Y yo dije que no importaba, que realmente quería su culo. Y le pedí que se pusiera a cuatro patas y la safadinha tuvo que levantar su hermoso y perfecto culo. Y yo estaba penetrando cuidadosamente ese culo caliente. Pero ella pidió un poco de lubricante.
Ella pasó lubricante en el culo antes de empezar este salvaje anal. Y la safadinha estaba tomando la polla en su culo y gimiendo fuerte. Le dolía porque su culo estaba muy apretado y yo le estaba metiendo una polla muy gruesa. Y yo ponía todo y penetraba sin parar. Y yo le acariciaba el coño para que mi hermanita también se pusiera cachonda. Acabé corriéndome en este culo caliente y me llevé el pene ensuciando toda la cama. Se quedó con el culo abierto y volvió a su habitación. Después de eso no volvimos a hablar, pero no me arrepiento.
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