Corno es feliz viendo a su mujer tener sexo con otro y disfruta saboreando con este intenso puterío hecho en su casa. Mi nombre es Leandro, tengo 24 años y trabajo en una pizzería aquí en Tijuana, ayudo a hacer las pizzas junto con mi jefe, el señor William que ya es un señor de casi 50 años, es un gran jefe y siempre me ha tratado muy bien, él y su esposa llamada Marcela, una mujer madura también de casi 50 años, pero que sigue siendo muy hermosa y posee un enorme trasero y unos senos hermosos y sabrosos que siempre me dejan muy excitado.
Y un día terminé siendo sorprendido por el 2, William me llamó a cenar a su casa, dijo que yo era un gran empleado, un buen amigo y que quería hacerme una propuesta. Estaba todo contento, pensaba que podrían recibir más dinero trabajando allí. Pero acabé teniendo otra sorpresa y confieso que me gustó mucho. Cuando llegué a cenar empezamos a tomar vino. Estuve admirando su hermosa casa, tuvimos una gran comida hecha por Marcela. Después de la cena me dijeron lo que querían.
Mi jefe dijo que todo lo que iba a decir en ese momento debía mantenerse en secreto, pues de lo contrario me despediría. Continuó diciendo que siempre había amado a su esposa y que últimamente no había podido darle placer debido al factor de la edad. De esta manera su mujer no podía quedarse sin sexo, ya que él no estaba pudiendo tenerlo, pero necesitaba a alguien de confianza que pudiera tener sexo con su mujer. Continuó diciendo que, como llevaba mucho tiempo trabajando con él, era la persona perfecta para el trabajo y que me pagarían muy bien por ello.
Dije que sí de inmediato, y me hicieron prometer que lo mantendría en secreto y entonces Marcela vino sentada en mi regazo y ya sacando sus perfectos y grandes pechos. Le pregunté si lo haríamos todo allí mismo, en la habitación, y me dijo que sí. Y que su marido lo estaría viendo todo, me dio un poco de vergüenza pero empecé a besar la boca de aquella mujer madura. Me dejó chupar sus sabrosos pechos y luego se quitó toda la ropa y se tumbó en el sofá. Su marido me dijo que me lo tomara con calma y que la chupara muy despacio.
Estaba chupando ese coño caliente y haciendo caricias en sus pechos, y su marido vino y le estaba besando la boca. Me molestó un poco su presencia allí, pero era parte del trato. Estaba besando a su mujer mientras le chupaba el coño caliente. La traviesa gemía y se retorcía de lujuria, y entonces me pidió que le metiera el pene. Me tumbé de lado y comencé a penetrarle el coño mientras el marido acariciaba los enormes pechos de la puta esposa.
Después se puso a cuatro patas y el marido cachondo estaba todo contento mirándome y pidiéndome que penetrara a su mujer tranquilamente. Y yo ponía mi verga muy lentamente y hacía acariciar el culo caliente de la traviesa, ella gemía intensamente y decía en todo momento que iba a disfrutar muy sabroso. Y acabó teniendo un intenso orgasmo y dijo que disfrutara en su coño y yo acabé teniendo un delicioso orgasmo. Entonces me puse la ropa y mi jefe me dio 100 dólares y me dijo que al día siguiente tenía que estar allí a la misma hora.
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