Me llamo Livia, tengo 19 años y soy una joven gordita que quiere bajar de peso para estar muy buena. No soy una gordita fea, soy una morena muy linda que tiene unas tetas grandes perfectas y un culo grande. E incluso siendo gordita muchos hombres me desean porque no es fácil ver a una joven gorda con una cara bonita y grandes pechos y un culo caliente. Así que incluso teniendo sobrepeso termino llamando la atención de los hombres y nunca me faltó sexo.
Pero me interesa mucho mi nutricionista. Renato es un hombre de 40 años, muy fuerte y caliente y me pone muy cachonda. Tengo que ir cada semana a su consulta para ver cómo van los resultados, y ese día estaba muy contento. Había perdido casi 3 kilos en sólo un mes y acabé abrazándole y besándole la boca. El ambiente en su despacho se calienta y el bribón también me besa y me abraza y me agarra el culo.
No pude resistirme y tuve que rendirme a este médico caliente. Y me quité la blusa y le mostré que mis pechos son muy grandes. Y los agarraba y frotaba su cara en mis dos pechos y los chupaba como un pervertido. Estaba muy excitada y aún más cuando decidió quitarme la falda y seguir tocando mi gran culo. Me llevó a la cama del hospital y me dijo que me acostara. Y empezó a chuparme los pechos y bajó a mi carnoso y húmedo coño.
Y yo una joven gordita me estaba excitando mucho con este travieso chupando mis pechos y ya bajando a chupar mi coño. Y se vino con todo y estuvo lamiendo y metiendo sus dedos en mi carnoso coño dejándome muy excitada. Me retorcía por toda la cama y este bribón me la chupaba entera. Me pidió que me tumbara boca abajo y levanté el culo. El cabrón me abrió el enorme culo y empezó a lamerme el culo, volviéndome loco. Me dio una palmada en el culo y lo lamió hasta dejarlo limpio.
Entonces este chico travieso se quitó la ropa y se puso encima de mí, penetrando mi carnoso coño. Me besó la boca y me dijo que era la paciente más hermosa que había tenido. Y yo le decía que era el médico más sexy que había visto nunca. Y siguió besando mi boca, chupando mis pechos y penetrando mi coño sin adornos. Empezó a colgarme del cuello y me llamaba gorda traviesa, lo que me excitó mucho.
Y como soy una joven gordita todavía tengo mucha energía para ser más joven que él. Y el travieso doctor no soportó penetrar mi coño durante mucho tiempo y tuve que estar encima y me senté muy a gusto sobre su polla. Entonces se volvió loco de lujuria, me golpeaba el culo y me metía el dedito en el culo haciendo que me excitara más y más y acabé corriéndome. Porque un pene en mi coño y un dedo en mi culo vuelve loca a cualquier jovencita. Y me corrí mucho y luego el travieso doctor se corrió demasiado en mi húmedo coño.
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