Le follé el culo a la sirvienta de mi jefe. Y todo esto pasó en la cocina, al principio ella no quería, pero yo insistí mucho y le hice gustar y querer más. Mi nombre es Santiago y trabajo para un cartel, soy el chofer y tengo que llevar a mi jefe a donde quiera y cuando quiera. Me pagan mucho dinero por ello y me encanta este trabajo, y en la enorme mansión donde vive mi jefe hay una hermosa sirvienta llamada Natalia.
Ella es una pequeña morena que tiene un buen cuerpo caliente y una hermosa sonrisa. Siempre que voy trato de besarla, pero ella nunca quiere tener nada que ver conmigo porque ama a su novio. Pero soy una persona persistente, no me rindo fácilmente y tenía muchas ganas de follarme a esta hermosa morena. Un día mi jefe viajó y yo me quedé aquí ayudando a proteger la casa y su familia. El único lugar de la casa que no tiene cámaras es en los baños, en las habitaciones de mi jefe y de mis hijos, y en la cocina. Era el sitio perfecto para follarme a la joven Natalia.
Como toda la familia de mi jefe viajaba con él, yo me ocupaba de la casa. Solo éramos yo y algunos de sus soldados y Natalia que estaba preparando nuestro almuerzo. Entré a la cocina, la vi sola y no pude resistirme, me vine muy despacio por detrás y la agarré muy fuerte. He estado sacando mi pene y ella está tratando de escapar todo el tiempo. Pero como yo era mucho más fuerte ella no podía, yo estaba levantando su falda, logré rasgarle las bragas y penetrar mi pene en su húmedo coño.
Ella forcejeando y tratando de escapar y yo penetrando su coñito caliente sin frescura. Pero luego dejó de intentar huir, estaba disfrutando de que le metieran una polla en el coño. Estaba apoyada con las manos en la encimera del fregadero y mi polla se hacía cada vez más fuerte dentro de ese coño travieso. Saqué mi pene de su coño y me acosté en el suelo, ella me miró sorprendida porque no había visto el tamaño de la polla que estaba entrando en su coño. Cuando vio lo grande que era, se emocionó mucho.
Luego, la deliciosa criada comenzó a sentarse caliente en mi pene. Estaba acariciando sus pechos, besando su boca y apretando su culo caliente. Ella me pidió que golpeara su gran trasero aún más fuerte y me hizo correrme caliente sentado en mi pene. Ella también terminó teniendo un orgasmo intenso, no quería follar y en ese momento no quería parar. Lo pasamos bien y luego cada uno volvió a su trabajo.
Pero ese mismo día antes de irse la niña traviesa lo volvió a querer. Yo estaba bebiendo agua y ella se vino agarrando mi pene, no me pude resistir y lo saqué y la traviesa lo estaba chupando deliciosamente. Luego ella volvió a levantarse la falda y vi ese culo perfecto, penetré mi pene en el culo travieso y de nuevo tuvimos sexo muy caliente e intenso. Donde ella tuvo un orgasmo sensacional y yo también en ese polvo en la cocina.
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