Me entregué al placer y me follé a mi propia tía. Empezaré diciendo que esto no está mal, cuando dos personas se gustan es normal que tengan sexo. Sé que en mi caso es un poco diferente ya que tuve sexo con mi propia tía. Pero no puedes elegir por quién te sientes atraído, y ni mi tía ni yo elegimos eso. El caso es que en ese momento la lujuria se apoderó de nosotros y terminamos rindiéndonos al placer y teniendo nuestro primer incesto.
Mi nombre es Emilio, vivo cerca de Guadalajara, vivo con mi tía, solo nosotros dos. Debido al covid desafortunadamente perdí a mis padres y mi tía perdió a su esposo. Y desde entonces vivimos juntos, yo tengo 20 años y mi tía 45. Se llama María Guadalupe, una mujer todavía hermosa, morena con hermosos senos. Además, es muy simpática, inteligente y eso hizo que cada día me enamorara más de ella. Y creo que ella también se quedó por mí.
Después de 5 meses viviendo juntos comencé a sentirme atraído por mi tía. Llegué al punto en que me masturbaba pensando en ella, en lo bueno que sería nuestro sexo. Incluso comencé a ponerme celosa de sus amigos y nuevos novios. Y mi tía se dio cuenta de esto, con el tiempo vio que ya no la veía como mi tía. Y un día estábamos sentados en el porche de su casa bebiendo cerveza y charlando. Creo que quería beber un poco para tomar valor y decir algo muy importante.
Me preguntó si sentía atracción y deseo por ella. Casi me atraganto, me tomó desprevenido y hasta me quedé sin palabras por un rato. Pensé en decir que no tenía ningún deseo por ella y que es mi tía. Pero no pude, tuve que decir la verdad y decirle que sí tenía deseo por ella. Y que tenía muchas ganas de al menos besar tu boca, y que no podía controlarlo. Simplemente sucedió, momento en el que tomó la cerveza de mis manos y se sentó en mi regazo. Llevaba un vestido muy corto y no me pude resistir, le sujeté el culo.
Luego intercambiamos los primeros besos en los labios y eso me emocionó mucho por ella. Levantaba su vestido con cada beso que me daba. Sentí ese culo enorme y lo apreté muy fuerte, mi tía sacó sus pechos y me los frotó en la cara, me excité mucho más. Tuve que dejar que me sacara el pene y ella se sentó encima y empezó a dar brincos. Besé su boca, chupé sus hermosos senos y mi pene entró sin piedad en su coño.
Ella se quitó el vestido por completo, yo me quité la ropa y quedamos desnudos en el porche de su casa. La traviesa se puso a cuatro patas sobre el taburete y se dejó el culo caliente. Y sostuve su delgada cintura y penetré su coño con fuerza. Luego volvió a sentarse y me llevó a su habitación. Allí le hice un sexo oral muy sabroso y fui penetrando su coño aún más fuerte y terminé corriéndome en el coño de mi tía. Ella también tuvo un orgasmo muy sabroso, después de ese momento único y sabroso nos convertimos en buenos amantes.
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