Dejé que la directora de la escuela me chupara el pene muy bien y me corrí en su carita de perra. Siempre fui un estudiante muy terco, hacía mucho desorden y en mi último año en la escuela cuando tenía 18 años decidí hacer todo el desorden posible porque el próximo año no volvería a tener eso. Entonces tuve que aprovecharlo y un día estaba haciendo tanto lío que la maestra me mandó fuera del salón y tuve que ir a la oficina del director. Y mi directora es una zorra gorda que tiene unas tetas bastante grandes y aparentemente muy buena.
Y ese día estaba muy estresada y decidí hacer algo para que se relajara. Me acerqué a ella y saqué mi dura polla. Ella estaba toda sorprendida y dijo que llamaría a seguridad. Así que la agarré por el pelo y comencé a poner mi polla en su boquita. Ay la traviesa terminó gustándome y me estaba chupando la polla sin florituras volviéndome loca de lujuria. Fue una mamada muy caliente que me hizo esta zorra y terminé disfrutando en su boca.
Y te contaré en detalle cómo sucedió todo. Como dije, fui a la oficina del director para que me castigaran. Y yo iba a pasar el resto de la clase ahí y ya me estaba aburriendo. Y comencé a escuchar la conversación de la directora con su esposo. Hablaba muy bajo pero yo podía escuchar todo. Ella peleó con su esposo porque sospechaba que él la engañaba con niñas traviesas. Y ahí vi la oportunidad de hacer una mala pasada con esta triste corona.
Entonces colgó el teléfono y se puso muy triste, y decidí actuar. Me acerque a ella con mi pene ya muy duro y lo saqué, le di un golpe en el hombro y la traviesa amenazó con llamar a la policía si no me quedaba el pene. La agarré por el cabello agresivamente y puse mi pene en su boca. Intentó cerrar la boca pero yo estaba empujando más fuerte hasta que abrió la boca y mi pene entró y la niña traviesa estaba chupando. Yo tomándola del cabello, mirándola con cara de mala y de buena mamada traviesa.
Y luego le solté el pelo porque vi que la niña traviesa disfrutaba mucho con tener un pene en la boca. Y ella soltaba y chupaba mi pistola con voluntad. Hacía mucho calor que me mirara con su cara traviesa mientras me chupaba la polla. Y él es muy gordo y la traviesa fue abriendo la boca al máximo para chupar más y más. Tenía mucha hambre de pene y me estaba chupando sin parar. Y para excitarme, me dejó agarrar sus tetas. La traviesa abrió su camisa abotonada y yo estaba tomando sus maravillosos pechos.
Y ella me chupaba más y más y yo gemía deliciosamente mientras ella no dejaba de chupar ni un minuto. Le dije que estaba a punto de correrme y a la traviesa ni le importó, dijo que podía correrme y siguió amamantando sin parar. Hasta que fue ese chorro de esperma en la boca de la traviesa y se lo tragaba todo con ganas haciéndome excitarme mucho. Y saqué mi polla y la golpeé en la cara con ella. Y la niña traviesa se quedó mirándome y dijo que quería terminar el trabajo en su casa. Me dio la dirección y me dijo que viniera esa noche. Pero no me animo, solo quería una mamada de esa zorra gorda.
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